Estudiantes de todos los programas pueden aprender sobre las posibilidades de incluir animales de compañía en procesos terapéuticos, educativos y lúdicos. Dos profesores de la Facultad de Salud de Univalle ofrecen un curso que gana adeptos entre los estudiantes de pregrado de la universidad que sienten gran afinidad por los animales y desean conocer las posibilidades de intervenir con ellos en distintos ámbitos.
A través de cursos como este, la Escuela de Salud Pública se convierte en pionera entre las Instituciones de Educación Superior de la ciudad en la enseñanza de estos temas, que tienen una oferta escasa en el país, salvo por algunos diplomados y cursos que se ofrecen principalmente en Medellín. En cuanto a sus aplicaciones, en Cali hay por ahora pocas organizaciones que realizan este tipo de terapias.
Las Intervenciones Asistidas con Animales -IAA buscan obtener distintos tipos de beneficios para los humanos a partir de su interacción con los animales. “El objetivo del curso es mostrar a los estudiantes que en el mundo se está abriendo la posibilidad de la inclusión de los animales en procesos de educación, rehabilitación, terapia psicológica o simplemente en actividades asistidas con animales que impliquen pasarla bien con ellos. Hay muchas posibilidades de creación ahí”, indica el doctor en Ciencias Ambientales y profesor de la Escuela de Salud Pública Daniel Cuartas Arroyave, quien está a cargo de la asignatura electiva Introducción a las Intervenciones Asistidas con Animales.
Junto a la profesora Valeria Bedoya Villacrez, estudiante de la Maestría en Terapia Ocupacional, ofrecen estas clases dos veces por semana en la Sede San Fernando, orientando a los estudiantes sobre las posibilidades de intervención con animales de compañía. Ambos docentes cursaron el Diplomado en Intervenciones Asistidas con Animales en la Universidad CES de Medellín. Coincidiendo en el interés por estas prácticas, decidieron diseñar el curso.
“Estas intervenciones son enriquecedoras para cualquier tipo de formación profesional. En este curso de introducción los estudiantes conocen lo básico, porque en este tema hay mucho por ahondar. Comparto desde mi experiencia y desde mi trabajo de investigación”, afirma la profesora Valeria Bedoya Villacrez, quien realizó su trabajo de grado en Terapia ocupacional sobre lectura asistida con perros, un tipo de intervención que beneficia a las personas con problemas de lectura, pues leerle a uno de estos animales hace más ameno el ejercicio.
Entre las temáticas que se abordan en esta asignatura aparece la historia de las prácticas, el comportamiento y lenguaje caninos, los tipos de intervenciones, su planeación y puesta en práctica. Mientras la profesora Valeria Bedoya se encarga de las intervenciones, desde la planeación, cómo se evalúan, el manejo que se da a los animales en las sesiones y la preparación que estos necesitan para determinados espacios; el profesor Daniel Cuartas, titular de la asignatura, se ocupa del entrenamiento, lenguaje, comportamiento y bienestar de los animales.
“Entendemos la diferencia entre una actividad asistida con animales, que no tiene ningún objetivo terapéutico más allá de pasarla bien, y una terapia asistida con animales, que se usa para rehabilitación y requiere de un objetivo, seguimiento y evaluación del proceso terapéutico, como los perros de asistencia de personas sordas o ciegas, con movilidad reducida o perros de soporte emocional”, señala el profesor Cuartas.
Las intervenciones con animales son sesiones planeadas, estructuradas, con objetivos claros creados a partir de una evaluación de la persona que recibirá la terapia, en donde se indagan sus intereses y la necesidad de la conexión con el animal.
Los profesores llevan sus perros a la mayoría de las clases del curso para llevar a cabo las actividades de práctica. “Estos animales pueden ser usados para las intervenciones gracias a que han sido entrenados desde que eran cachorros y además toleran ambientes concurridos, lo que garantiza la seguridad en estas actividades”, apunta el docente.
Además de ofrecer a los estudiantes un contenido innovador, esta clase también aporta beneficios para su bienestar y les permite reducir el estrés. “Los estudiantes que cursaron la asignatura logran conocer más de sus perros y, por ejemplo, aprenden a reconocer cuando sus mascotas están incómodas y qué situaciones evitar para no afectarlas. Muchos manifiestan que, más que una clase o un trabajo académico que deben presentar, este es un espacio terapéutico”, comenta la profesora Valeria Bedoya.
“La primera vez que dictamos el curso queríamos ofrecer las posibilidades de aplicación profesional, pero el efecto de los contenidos y la presencia de los animales en el aula lo convirtió también en un curso terapéutico”, agrega el profesor Cuartas.
Recientemente, se cumplió el cierre de esta asignatura electiva con una muestra en las sedes de Meléndez y San Fernando, en la que, a través ejercicios prácticos, los estudiantes aplicaron los conocimientos adquiridos en la asignatura.
Los futuros profesionales en educación, psicología, ciencias básicas, administración y salud escogieron diversos temas para hacer las intervenciones: como el tratamiento de la depresión, los premios y castigos para los perros, el juego, el abordaje de las dificultades en el aprendizaje y el bienestar de los gatos.
En una de las estaciones de la muestra, los estudiantes le enseñaban a Aisha, la perra american bully del profesor Daniel Cuartas, a que se acercara a lamer la cara de una persona que estaba acostada en el piso simulando el llanto, como en una crisis nerviosa. En dicho ejercicio, Aisha jugó el papel de un perro de asistencia emocional.
Otro grupo usó a Aisha como perro de soporte emocional en la simulación de un consultorio de odontología pediátrica. Acostada al lado de la silla odontológica, la perra podía ser acariciada por el paciente. “Aprovechamos el vínculo humano-perro para gestionar las emociones en situaciones que pueden ser estresantes como la asistencia de los niños al odontólogo”, enuncia el profesor Daniel Cuartas.
Por su parte, Mati, la golden retriever con la que trabaja la profesora Valeria Bedoya, asistió a personas con problemas de lectura y Lola, una gata de tres patas fue acariciada por las personas que experimentaban sentimientos de depresión o soledad con el fin de ayudarlos a mejorar sus estados de ánimo.
“La comunidad universitaria que visita las estaciones que hacen parte de esta actividad de final de semestre llega muy sorprendida por la presencia de los perros en este campus de la universidad. A muchos les brillan los ojos de emoción cuando ven a los perros. La idea es ampliar estos espacios”, manifiesta la profesora Bedoya.
Además de la muestra final de semestre, los profesores planean tener mayor cantidad de actividades fuera del aula durante los próximos semestres, como visitas con los perros a otros salones y oficinas del Campus de San Fernando.
El profesor Daniel Cuartas lleva varios años dedicado al estudio del bienestar, la educación y el comportamiento de los animales de compañía. Por su línea paterna, proviene de una tradición familiar de trabajo en el adiestramiento canino y conoce de primera mano los beneficios de la relación con las mascotas. Cuenta que cuando finalizaba su doctorado en Ciencias Ambientales, la presión por el cierre de este ciclo lo llevó a experimentar una gran angustia. Por esos días adquirió a Aisha, a quien lleva tatuada en su brazo, que se convirtió en una motivación para superar ese estado y culminar el documento de su tesis doctoral. La responsabilidad con el bienestar de su perro fue un motor para vencer la depresión y levantarse a diario.
Al poco tiempo, ambos empezaron a practicar agility, una especie de deporte canino en el que el guía dirige al perro a través de una serie de obstáculos, que deben superar de la manera más exacta y rápida posible. Además de hacerse integrante de un grupo que practica esta modalidad competitiva en la ciudad, el profesor Cuartas también se interesó por aprender sobre comportamiento, enseñanza y educación canina.