Estamos acostumbrados a encontrar en los supermercados y tiendas mermeladas de fresa, piña, frutos rojos, sabores tradicionales para nuestro paladar. Sin embargo, es posible hacer mermelada a partir de otros productos, como una flor.
Ese es el proyecto de investigación que han desarrollado los alumnos de la Institución Técnica Empresarial El Oasis de Piendamó, Cauca y que participa del “Encuentro Regional Ondas Yo amo la ciencia 2016”, que se realizó en la Universidad del Valle y finalizó este viernes 20 de mayo.
Carlos Daniel Prado, uno de los niños que hace parte de este proyecto, cuenta que su inquietud nació cuando vieron que la flor del resucitado solo se utilizaba con fines ornamentales, para adornar los patios y jardines de la institución, pero que servía a su vez de alimento para colibríes y abejas. “De ahí pensamos que podíamos hacer otros productos y por eso iniciamos con la fabricación de la mermelada”.
Para ellos, el proceso de elaboración es sencillo: recolectan y limpian los pétalos de la flor, los lavan con agua fría y agua caliente, los licuan y se ponen a hervir con panela o azúcar por 45 minutos, revolviendo constantemente. Luego, cinco minutos antes de parar la cocción, le agregan limón.
En sus indagaciones, apoyados por docentes de la institución y los investigadores del Programa Ondas de Colciencias, han encontrado que esta flor tiene vitaminas B1 y B2.
La vitamina B1 desempeña un papel importante en el funcionamiento del sistema nervioso y muscular, así como para la asimilación de los hidratos de carbono; es esencial en el metabolismo del cerebro. La vitamina B2 es fundamental para el proceso de liberación de energía en todas las células.
El Encuentro Regional Ondas también permitió conocer otros proyectos de investigación, como el de los estudiantes de la Institución Educativa Jorge Villamil Ortega del Municipio Gigante, Huila.
El proyecto de estos jóvenes consiste en la producción de un forraje verde hidropónico, es decir, un pasto fresco que se obtiene a partir de la germinación de cereales y leguminosas para la alimentación de vacas, cerdos, gallinas, entre otros animales.
Estos jóvenes seleccionan la semilla con base en tres criterios: que sea fresca, que no esté mordida por roedores y no tenga hongo. Con una mezcla de un litro de agua y un cm3 de hipoclorito desinfectan, durante 12 horas, las semillas seleccionadas. Luego lavan estas semillas, las ponen en mallas a las que continuamente agregan agua para que inicie el proceso de germinación. Cuando el forraje ha alcanzado una altura de 25 cms, alrededor de 10 a 12 días, tiene mayor cantidad de nutrientes para los animales.
Jorge Iván Hernández, uno de los estudiantes, dice que a partir de un kilo de maíz producen cerca de 20 kilos de alimento. Además, el sistema de riego que emplean es económico y eficiente porque el agua se puede reutilizar. Para producir de manera convencional un kilo de pasto se gastan cerca de 50 litros de agua, para producir 10 kilos de este forraje, ellos emplean de 6 a 8 litros.
Actualmente, estos jóvenes huilenses están asesorando a la comunidad para implementar esta iniciativa en sus hogares y fincas.
El Encuentro Regional Ondas permitió conocer estas experiencias, así como otros proyectos de investigación de cerca de 160 niños y 60 profesores de instituciones educativas de Caquetá, Cauca, Huila, Putumayo, Nariño, Santander y Valle del Cauca.