“Creo que sería una de las conclusiones principales”, dijo Harvy Vivas Pacheco, profesor de la Facultad de Economía de la Universidad del Valle y máster en Economía Aplicada, en la clausura del foro Pobreza y Vulnerabilidad Social organizado por la Escuela de Salud Pública, en San Fernando.
Vivas Pacheco, experto en el análisis de fenómenos como la pobreza, la exclusión social y la vulnerabilidad señaló que, “al menos desde mi perspectiva, para cambiar el arreglo social segregado que tiene Cali, se requiere de una intervención decidida de los gobiernos municipal, regional y nacional que efectivamente logre frenar las inequidades distributivas”.
El Foro, realizado el pasado miércoles en el auditorio de la Escuela de Enfermería de la Universidad del Valle, se concentró en analizar el fenómeno y las respuestas que desde el Estado, el sector privado y la sociedad civil brindan en el contexto actual global, nacional y local.
Como ejes de discusión se propusieron la centralización y descentralización de la respuesta Estatal para la superación de la pobreza y la exclusión social; la respuesta y articulación sector privado, sociedad civil y Estado; la coherencia, suficiencia y sostenibilidad; y la movilización social e incidencia política de las organizaciones y movimientos sociales.
Además de Vivas, intervinieron como panelistas el profesor de la Escuela de Salud Pública de la Universidad del Valle, Carlos Augusto Hernández, magíster en Salud Pública, Especialista en Finanzas y Subdirector de Salud de la Caja de Compensación Comfandi; lo mismo que Sol Indira Quiceno, delegada del Departamento para la Prosperidad Social (DPS) del Gobierno.
En entrevista con la Agencia de Noticias de Univalle, el profesor Vivas Pacheco dijo que una de las conclusiones importantes, “es que unas vez identificadas las condiciones de vulnerabilidad y pobreza de los grupos sociales de Cali, se reconoce que efectivamente existe un margen de maniobra de las autoridades locales o micro-locales para lograr intervenir en ella”.
Advirtió que, “se tienen que presentar cambios importantes desde las mismas élites regionales en cuanto a su concepción de la pobreza, la forma como intervienen en el territorio, así como reconocer que el bienestar se debe difundir de manera mucho más equitativa y no promover procesos de concentración de riqueza”.
“Cuando hacemos las comparaciones internacionales de desigualdad –dijo- utilizando técnicas económicas encontramos que, en el caso de Cali, este es mucho más profundo que la mayoría de ciudades de América Latina”.
Y agregó: “Por una razón: porque no solamente está mediado por concentraciones y segregaciones de vulnerabilidad o pobreza en sentido estricto, sino porque está además atravesado por factores étnico-raciales. En Cali, más del 26% de su población es afro descendiente, lo que amerita un tratamiento especial”.
Aunque reconoció cierta intervención social en zonas con población vulnerable, se preguntó si esa política ha conducido a una verdadera integración social reflejada en menores tasas de desempleo, en mejores condiciones de bienestar y en garantías de seguridad social”.
“Creo que no”, se respondió el economista de la Universidad del Valle. “Las vías y la infraestructura realizadas en esos sectores vulnerables son necesarias, pero la integración social debe pasar por otro tipo de intervenciones”.
Aunque el asunto de la población vulnerable de Cali es un problema asumido por la ciudad y no resuelto por otras regiones del país convertidas en expulsoras, Vivas Pacheco dijo que “la pregunta que nos debemos hacer es si, bajo esas circunstancias, ninguna de las zonas urbanas o áreas metropolitanas del país podrían intervenir porque el fenómeno es estrictamente exógeno”.
“Creo que existen mecanismos de intervención social y de regulación, tanto en la ocupación de los territorios como en las garantías de las condiciones de vida de las poblaciones”, precisó. “Son los mismos problemas que vivieron ciudades como París en el Siglo XVII o Londres en el XIX”.
“Lo han vivido las grandes capitales del mundo en el Siglo XX, recibiendo a millones de inmigrantes provenientes de todo el mundo, pero por esa razón entonces Londres, París o Madrid tendrían que dejar desprotegida a esa población y simplemente decir que es un problema exógeno, exculpándose de cualquier intervención”.
“Yo creo que los retos del gobierno caleño consisten en tratar de utilizar de manera óptima los recursos que son escasos para garantizar mayores condiciones de bienestar de esas poblaciones”, precisó el educador”.
Sin embargo, “lo que hemos observado en nuestra ciudad es que, a pesar de esas olas migratorias, a pesar de las intervenciones que se han dado, prevalecen los mismos arreglos sociales y económicos segregados en donde existen unas clases opulentas que concentran gran parte de la riqueza y una gran masa de desfavorecidos”.
Esto hace –agregó- “que los procesos de desigualdad social no se eliminen, y no se da porque el arreglo social es un arreglo de desigualdad. El coeficiente de Gini en Cali (utilizado, sobre todo, para medir la desigualdad en los ingresos) es de 0.57, por encima del índice Gini Colombia, uno de los más altos del mundo”.
Dijo que contrario a la propaganda, Cali es una ciudad poco inclusiva: “Si eso fuera cierto no habría las tasas de desempleo que se registran: esta ha variado entre el 15, 14 y 12%, y no ha alcanzado el primer dígito. ¿Por qué? Porque la exclusión social justamente pasa por el desempleo”.
“Al haber desempleo en grupos vulnerables entre los 15 y los 32 años, prevalentemente mujeres, se profundiza la inequidad distributiva y se genera sentimiento de privación relativa. Y esos sentimientos profundizan el resentimiento social que se ve en la ciudad. En los mercados laborales de Cali no se observa transparencia en los procesos de contratación”.
En oposición a la experiencia de Cali, citó el ejemplo de ciudades como Bogotá y Medellín con tasas de desempleo por debajo de 10 puntos porcentuales. “Colombia está en 9,2 y Medellín ha hecho programas bien interesantes en ámbitos micro-locales, por ejemplo, para mejorar las condiciones de criminalidad y de violencia”.
Para finalizar, señaló que “las condiciones de polarización y desigualdad de la sociedad colombiana están explicadas, en gran parte, por la mezquindad de una élite que es puramente rentista, muy mezquina en la distribución de la riqueza y que lo único que ha hecho es profundizar las desigualdades de la sociedad colombiana”.