La creación de las Zonas de Interés de Desarrollo Rural, Económico y Social - Zidres, consideradas por el Gobierno Nacional como su ‘Plan estrella para el campo en tiempos de paz’, y que busca generar productividad en áreas rurales o convertir baldíos y grandes extensiones en zonas productivas, constituye el regreso a los años 70, un retorno a la tan criticada Revolución Verde y un retroceso a lo propuesto en los diálogos de La Habana, según el jefe del Departamento de Geografía de la Universidad del Valle, Jorge Rubiano Mejía, tal como lo revela la presente entrevista.
¿Qué expectativa le genera, como investigador, la reciente creación de las Zidres, a través de la Ley 1776 de enero 29 de 2016?
Como ciudadano me preocupa que este tipo de iniciativas estimule una de las situaciones que ha sido considerada por investigadores e historiadores como una de las principales causas de la violencia en este país: El acceso y distribución inequitativa de la tierra.
Estamos dando pasos atrás, en el esfuerzo por conseguir la paz, al permitir que intereses enfocados exclusivamente en lo económico sean los den uso a los recursos naturales algunos buenos, otros ya deteriorados, que nos quedan en Colombia.
Lo que se ve con esta iniciativa es un afán desmedido por generar recursos por encima de consideraciones de tipo social y ambiental.
Como investigador, me motiva analizar qué va a pasar con la tierra, cómo va a ser la intervención de los agentes extranjeros o grupos económicos internacionales; qué va a pasar con la agricultora campesina.
No esperaría que estos temas hagan parte del portafolio de un investigador. La Violencia ya nos dio mucho para investigar, e invertir la capacidad intelectual en analizar ese tipo de problemas es volver sobre asuntos dolorosos, poco proactivos, difíciles de digerir y socializar.
No quisiera que las bibliotecas y las publicaciones de aquí a 15 o 20 años, relaten cómo es que los recursos del país fueron acaparados por determinados sectores productivos, cómo se indujo a llevar al extremo la inequidad el acceso a la tierra y, muy seguramente, cómo desapareció la economía campesina.
Las Zidres, no son la alternativa para una mayor producción y una solución para los problemas en el sector rural?
Bueno, de esa manera se enmascara la realidad de esta Ley, porque detrás de esta iniciativa no hay una discusión de lo que, realmente es más eficiente en términos de los sistemas de producción para Colombia.
La Ley promueve zonas de desarrollo rural, pero apunta a abrir territorios a la gran agroindustria, a la explotación a gran escala, supuestamente bajo el paradigma de que, entre más grande el negocio más eficiente; pero los estándares económicos muestran que entre más grande el negocio, menos empleo, más deterioro de los recursos naturales, y menos productos para el consumo interno.
Se dice que cualquier ciudadano puede acceder a los recursos o la forma de explotación de dichas áreas que dispondrá el Gobierno, pero no es cierto. La posición de un agricultor que está ocupando un baldío, y que seguramente no ha formalizado su propiedad, es la de una persona que se encuentra lejos de los lugares donde se llevan a cabo esas diligencias. Su posición no es la misma de una multinacional que tiene unas agencias dentro y fuera del país, cientos de empleados y recursos en el banco para hacer lo que quiera y cuando quiera.
Se da vía libre a utilizar los baldíos a cualquiera que tenga el poder de hacer la gestión?
La Ley plantea unas condiciones, pero esas condiciones ponen en riesgo la explotación de tierras de los campesinos que no quieran participar de los proyectos, porque, tarde o temprano, tendrán que acogerse a la regulación de las Zidres, sea vendiendo, alquilando o cediendo sus tierras para el sistema colectivo que se imponga o la producción a gran escala que se espera.
Así sucedió con el cultivo de la caña que desplazó a los pequeños propietarios, que no podían aguantar las altas temperaturas de las quemas a su alrededor, 50 grados de temperatura durante 4 o 5 días.
La Ley va en contra de los acuerdos que se han propuesto en La Habana de acceso democrático a la tierra; desconoce la eficiencia económica de los pequeños productores agrícolas; el impacto ambiental en esas zonas, que por muchas razones no están produciendo lo que se espera, por el hecho de que no hay vías y porque están en ecosistemas frágiles, la mayoría, en la Amazonía o la Orinoquía.
Por otra parte, habrá una gran desventaja para los municipios porque la reglamentación de estas zonas va a estar por encima de lo que jurídicamente pueden hacer los alcaldes en relación con sus planes de ordenamiento territorial, y a algunos municipios les quita el agua para alimentar estas nuevas empresas.
Esta vinculada la venta de Isagen con la iniciativa de las Zidres?
Muy seguramente, es que abrir una zona a los mercados significa que se tiene que facilitar la infraestructura de ingreso y salida de los productos, y aquí no hemos pasado el siglo XIX cuando surgieron los ferrocarriles. Se sigue pensando en facilitarle la vida a los dueños de los sistemas del transporte por carretera, totalmente obsoleto, que demanda unos mantenimientos mucho más costoso que lo que demandaría una red férrea moderna, en beneficio de la concentración y acopio de los productos agrícolas.
¿Las Zidres representan un reto a los estudiantes, docentes y egresados del Departamento de Geografía?
Indiscutiblemente. El Departamento de Geografía tiene un enfoque hacia los estudios territoriales considerando el ordenamiento territorial como una decisión política. Las Zidres reflejan un interés político que modifica el paisaje, las relaciones sociales de producción, la tenencia de la tierra, los desplazamientos y el cambio climático.
Esta problemática es del interés de estudiantes y docentes de geografía y casi de cualquier ciencia. Esperamos que esta ley se revise y le demos campo a ideas más novedosas, más armoniosas con el tipo de sociedad que queremos porque Las Zidres es la idea de unos pocos que viven en fuera del país. Ellos no van a sufrir los problemas que generarán en el ambiente con las inversiones que hacen aquí.